Agricultura Ecológica: recuperar los suelos degradados

Nacho Ricca es Ingeniero Técnico Agrícola, por la Universidad de Sevilla (Cortijo de Cuarto), Apasionado de la Agroecología, es también máster en Agricultura Ecológica. Desde su empresa PRINA  AGROTÉCNICA, lleva más de 15 años dirigiendo explotaciones, asesorando y acompañando a productores ecológicos.

Una de las facetas principales por la que se caracteriza una finca que goce de salud y esté en certificación ecológica u orgánica, es la de poseer un suelo vivo, clave para la productividad, rendimiento y calidad de las cosechas. ¿Pero cómo saber si mi suelo es apto para una transformación en régimen ecológico?

Esto que parece sencillo, en realidad es un cúmulo de circunstancias que rodea a la explotación; es integrar una serie de factores que ya posee el entorno o agroecosistema de cada una de ellas.

Así pues, comencemos por realizar un análisis edafológico o de suelo del propio suelo de la finca. Los análisis físicos, (textural, Materia Orgánica, valores de pH, Capacidad de Intercambio Catiónico o CIC, Conductividad eléctrica y relación Carbono/Nitrógeno – C/N entre otros), y químicos, (N, P, K, Calcio, Magnesio y micro elementos), nos da mucha información sobre si ese suelo está o no agotado. Más si cabe, la parte orgánica del suelo (que viene a ser el 5% de toda la estructura edáfica), es la que determinará si existe actividad biótica o por el contrario necesita que le inyectemos tal actividad.

¿Y cómo lo hacemos?

Ya que el elemento más importante de todos ellos es la MATERIA ORGÁNICA, tenemos que ser astutos y corregir los suelos haciendo que ésta aumente de forma progresiva. Ésta (M.O.) puede influir positivamente en optimizar las propiedades física y química de los suelos, además de provocar suelos supresivos que son aquellos que, por su naturaleza sana y biotaactiva, son capaces de No dejar que se desarrolle ninguna enfermedad a cualquier cultivo, aunque se encuentre el patógeno conviviendo con él en el suelo. Todo un detalle.

A través de los conocimientos que nos trae la Agroecología, podemos partir de insumos que en el caso de las fincas de olivar que tengan almazara propia, podemos aprovechar los subproductos de la misma, como el Compost de Alperujo
que aplicados al cultivo en una proporción programada y según extracciones del mismo, ayuda a estructurar el suelo, activar su vida microbiana, provocar el desbloqueo de nutrientes que antes no asimilaba dicho cultivo, y un sinfín de bondades, además de cerrar el ciclo energético de la explotación.

Otro aliado que nos presenta el entorno y ecosistema ambiental son la Flora Arvense espontánea que utilizándola como cobertura natural y además como cobertura sembrada (o Abonos Verdes que en el caso de la Veza o Vicia sativa, puede aportarnos hasta 100 kg/Ha y año de Nitrógeno), provocan un impacto positivo en dar vida al suelo, como las Crucíferas en general que actúan bombeando nutrientes desde las capas más profundas a la zona clave del horizonte A donde se encuentran las raíces en el caso de los cultivos leñosos, y además mantienen el suelo húmedo en tiempo seco, e igualmente impiden la escorrentía en tiempo húmedo.

Los restos de poda en cultivos adultos leñosos, que pueden llegar a aportarnos hasta 10 kg/Ha de Fósforo (P2O5) en cualquier tipo de suelo en una misma campaña, siempre y cuando piquemos (y no destruyamos con la quema), e incorporemos al terreno.

Hoy en día existen una serie de insumos y comerciales muy interesantes a la hora de abordar un problema de agotamiento y degradación de suelos, a base de preparados bióticos que pueden contener agro bacterias nitrificantes de suelo, y adaptándolas a los diferentes suelos que encontramos a lo largo y ancho de nuestras comarcas, teniendo en cuenta cada una de las condiciones agroclimáticas del entorno.