No debe existir dudas referente a la idoneidad de la apuesta verde de la PAC

Por fin la nueva PAC tiene fecha de entrada en vigor, comienzos de 2023. La actual guerra en la frontera de Europa, además, de las tremendas consecuencias humanas que está originando, provoca, también, una crisis geopolítica en muchos órdenes y, una de ellas, es la de soberanía alimentaria.

En este contexto y con los últimos trámites para cerrar la PAC, algunas opiniones sugieren una orientación más productivista en detrimento de las medidas verdes que se contemplan, creando una confrontación entre sostenibilidad y productividad.

Es recurrente el argumento que los condicionantes medioambientales en agricultura y ganadería, y por ende la Producción Ecológica, traban la capacidad productiva, cuando precisamente estos condicionantes pretenden garantizar una sostenibilidad productiva de los ecosistemas agrarios y una mitigación del cambio climático, en definitiva, la supervivencia de nuestro modelo de vida.

Se olvida, también, que la agricultura y ganadería productivista tiene una gran dependencia de la energía y de insumos externos, en unos tiempos donde se pone, además, de manifiesto la crisis y encarecimiento de la energía y la escasez de materias primas para los fertilizantes.

La ganadería ecológica postula la vinculación del ganado con la tierra, modelo de ganadería extensiva, donde parte de la alimentación de los animales es de las propias explotaciones. El modelo de ganaderías muy intensivas, además, de serias deficiencias en bienestar animal, originan una dependencia y vulnerabilidad alarmante de inputs externos.   

Referente al uso de materias activas de fitosanitarios, en los últimos años se han dado avances muy importantes en limitaciones de los mismos y se ha investigado mucho, por los propios fabricantes de fitosanitarios, en la búsqueda de materias activas más inocuas y en lucha biológica, no retrocedamos el camino.

Naturalmente que debemos trabajar para la soberanía alimentaria de Europa. Pero se debe buscar por la vía de una agricultura más verde, más respetuosa con el entorno. Mejora de las técnicas agrarias, de conservación y mejora de los suelos, en el adecuado empleo de la Superficie Agraria Útil de la Unión, conservar esas SAU y no dedicarla a otros usos, etc. y pensar que la sostenibilidad de la tierra donde radica la agricultura y ganadería garantizará la alimentación de futuras generaciones.

En este debate no queda fuera la contradicción de los casos recurrentes de excedentes agrarios que se origina en Europa. Continuamente vemos crisis de precios en cítricos, en hortalizas, en vinos, en leche, etc. Es cierto que, en muchos casos provocado por la importación de terceros países, pero este hecho muestra que producimos ya bastante de estos productos y una importación rompe mercados.

No será el marcarse un objetivo del 30% de SAU en Producción Ecológica para 2030 o unos criterios elementales de bienestar animal o unas condiciones de sostenibilidad en las prácticas agrícolas o unos parámetros estrictos de seguridad alimentaria los que pongan en riesgo la soberanía alimentaria de Europa. Todo lo contrario.

No desandemos los avances que se han dado, entre todos, ciudadanos postulando movimientos verdes, consumidores demandando productos agroalimentarios ecológico, pero también agricultores, ganaderos e industria agroalimentaria que son capaces de producirlos.

En 2020* había ya en España 47.783 agricultores, ganaderos e industrias agroalimentarias en Producción Ecológica con una superficie de 2.437.891 hectáreas, suponiendo el 10% de la SAU. Estos productores vienen dando respuesta a una demanda creciente de los consumidores, a unas prácticas de sostenibilidad en agricultura, a un manejo ético de bienestar animal, todo ello es contribuir a la soberanía alimentaria.   

Al Pacto Verde Europeo, y la lucha que supone contra el cambio climático, se debe responder desde todos los sectores productivos y al sector agrario le corresponde responder con unos medios y prácticas de producción agroecológico y estar, así, como tantas otras veces, a la altura de lo que espera la Humanidad del agro.