La puerta de entrada al mercado para frutas y hortalizas

naranjas

Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el valor de la producción del sector de frutas y hortalizas superó en 2017 los 14.000 millones de euros. La tecnificación de la producción, la optimización de la logística y una presencia internacional muy consolidada lo han convertido en un sector que aporta a la Producción Vegetal el 47%, constituyéndose como el sector más importante en el ámbito agrario español.

Exportando principalmente a países centroeuropeos como Alemania, Reino Unido, Francia, etc., los principales clientes de las industrias hortofrutícolas y comercializadores de frutas y hortalizas son las cadenas de distribución minorista, a través de sus centrales de compras o plataformas de distribución.

En su informe de diciembre de 2015, la Agencia de Gestión Agraria y Pesquera de Andalucía, expone que, por un lado, las alertas alimentarias ocurridas en la Unión Europea, como la crisis de las vacas locas, la contaminación por dioxinas en huevos y carne de pollo, la erróneamente denominada crisis del pepino, y por otro lado la detección de frutas y hortalizas con residuos de pesticidas por encima de la legalidad, provocaron que el sector de la distribución alimentaria europea se organizara, para poner en marcha condiciones y estándares de calidad particulares, con los que llevar a cabo un sistema de control de la producción que se comercializa en sus establecimientos.

Estos requisitos exigidos por la gran distribución abarcan diferentes ámbitos como la seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente y las condiciones laborales en base a las tendencias de consumo de sus clientes. A partir de la elaboración de estos esquemas, además de las demandas respecto al envasado y etiquetado de los productos, comenzaron a exigir determinados certificados de calidad como requisito imprescindible y básico para ser proveedor de frutas y hortalizas. Así han ido proliferando diferentes normas que los agricultores y comercializadoras deben certificar de acuerdo a los requerimientos del destino de sus productos.

Con el objetivo de responder a esta necesidad por parte de los productores y empresas, SOHISCERT como entidad de certificación acreditada, ha ido incorporando a sus servicios las certificaciones que el sector hortofrutícola debe obtener de acuerdo a los requerimientos de sus clientes.

La certificación de producto GLOBALG.A.P cubre el proceso de producción en la finca y la manipulación y envasado del producto. Pero, además hay que tener en cuenta que productores y centrales hortofrutícolas certificados en esta norma, pueden potenciar la  certificación con el módulo adicional GRASP de responsabilidad social.

Adicionalmente existen otros protocolos que pueden integrarse en el proceso de certificación GLOBALG.A.P., concretamente SOHISCERT en su cuestionario de solicitud de certificación, además de GRASP permite añadir, Nurture, Spring, FSA, Albert HEIJN y PLUS.

Dependiendo del origen del cliente y centrándonos en la manipulación y envasado llevado a cabo en las centrales hortofrutícolas, las demandas se centran en Global Standard for Food Safety (BRC) en el caso de minoristas británicos e IFS Food si los minoristas son centroeuropeos.

Además de las certificaciones de Seguridad Alimentaria, SOHISCERT ofrece al sector agroalimentario en general y al hortofrutícola en particular, las certificaciones de Producción Integrada y Producción Ecológica. En relación con la agricultura ecológica, los productores y centrales hortofrutícolas pueden contar un amplio surtido de servicios de certificación. Empezando por la regulación de la Unión Europea, basada en el R (CE) Nº 834/2007 sobre Producción y Etiquetado de Productos Ecológicos y el R (CE) Nº 889/2008 que lo desarrolla.  Los Acuerdos de Equivalencia entre las normas de producción ecológica europeas y otros países terceros. Y los acuerdos de colaboración de SOHISCERT con otras entidades que le permiten ofrecer diferentes servicios de Auditoría, para que los operadores ecológicos pueden obtener la certificación en base a otras normas internacionales, facilitando su desarrollo en los mercados de referencia.