El olivar ecológico como estrategia de mejora competitiva para la olivicultura tradicional

En la actualidad de los 150 millones de km cuadrados que suponen los continentes, es decir, excluyendo mares y océanos, tan solo el 30 por ciento, (4.400 millones de hectáreas), son tierras cultivables, mientras que el 10 por ciento, 1.530 millones de hectáreas, se encuentran realmente cultivadas. De las mismas el 77 por ciento es secano, y el 23 por ciento son tierras con disponibilidad de agua. Es decir más de los 3/4 de las tierras cultivables no disponen de agua.

El cultivo permanente, es decir, frutales, viñedo, cacao, café, almendro, y olivar, entre otros, suponen de forma conjunta 48 millones de hectáreas, tan solo el 3 por ciento del total de tierras cultivadas en el planeta, y algo más del 1 por ciento de las cultivables. Del total de cultivo permanente plantado en el planeta, casi el 25 por ciento es olivar, 16 por ciento está cubierto de vides, y el 4 por ciento es almendro.

El cultivo permanente mayoritario es el olivo con 11,6 millones de hectáreas de superficie, distribuidas por 64 países de los 5 continentes, ello supone algo más del 0,25 por ciento, del total de tierras cultivables, y algo menos del 1 por ciento del terreno cultivado efectivamente.

El total de superficie de olivar se distribuye en cultivo de secano más del 71 por ciento, mientras que las tierras que ostentan agua son casi el 29 por ciento.

El número total de explotaciones de olivar distribuidas por todo el planeta es de algo más de 3,5 millones, con una superficie media de 2,3 hectáreas, de las cuales el 87 por ciento se destinan a la elaboración aceite de oliva y el 13 a producir aceituna de mesa.

Por categorías el olivar se distribuye del siguiente modo, casi el 70 por ciento del olivar es tradicional, es decir, una superficie que supera los 8 millones de hectáreas, intensivo alcanza algo más de los 2,6 millones de hectáreas, y en seto ya superan las 700 mil hectáreas.

Durante los últimos 10 años, de forma previa a 2020, se plantaron en el planeta algo más de 1,6 millones de hectáreas de olivar, con lo cual, esto ha conllevado un incremento de la oferta, llegando la producción a suponer un total, de media, de 3,2 millones de toneladas de aceite de oliva, mientras que el consumo, con una evolución algo más lenta, ha tenido otra tendencia, por supuesto positiva, pero en menor medida, de forma reciente por el efecto precio, en órdenes de 2,8 millones de toneladas, aun cuando a finales de la campaña actual se prevé un equilibrio entre ambas magnitudes, lo que no conseguirá evitar el actual efecto del stock, circunstancia que de forma estructural lastra los precios hasta
que se produzca un equilibrio real y manifiesto entre oferta y demanda, lo que mantiene en pérdidas a más del 70 por ciento de la olivicultura internacional.

Ante tal situación se hace necesario, diseñar, desarrollar, y poner en aplicación una serie de estrategias que potencien la optimización de la olivicultura internacional, de forma especial, refiriéndonos a la explotación tradicional.

En cuanto a las distintas posibilidades, dichas herramientas o estrategias se agrupan en dos familias, por un lado, generación de valor añadido vía diferenciación, es decir, mediante la aplicación de medidas orientadas a la singularización del producto que genere una mayor fidelización del consumidor y que se traduzca en un mayor margen por parte del productor, como ejemplo de dichas estrategias, tendríamos la producción de aceites ecológicos, bioregenerativos, biodinámicos, emotivos, heroicos, emotivos, o éticos, entre otros, en todo caso, los costes de producción serían los propios de su categoría productiva, pero no obstante la rentabilidad de dicha actividad procede de una especialización diferenciada que genera un margen adicional por el especial aprecio manifestado por el cliente o usuario en la elección del mismo. Se ha de tener en cuenta que el olivar ecológico supone ya más de 870 mil hectáreas de cultivo a nivel internacional, es decir, es del orden del 7,6 por ciento del total de superficie olivarera del planeta.

Por otro lado, existen alternativas de modernización, cuyo objeto consiste en incrementar en cierta medida la productividad, y a la vez, mediante mecanización, tratar de reducir los costes de la explotación.

Se ha de tener en cuenta que el 31,5 por ciento de la superficie de olivar mundial, es decir, 3,6 millones de hectáreas, es olivar de secano, no transformable, teniendo como única alternativa su conversión en olivar diferenciado, como por ejemplo podría ser el ecológico, dicha transformación suele mejorar la renta neta del olivicultor hasta 6 veces para una misma explotación, por lo tanto, se erige como alterativa única y exclusiva de mejora de renta neta para casi un tercio de la olivicultura internacional, siendo igualmente de aplicación en los restantes dos tercios, pero en este caso, no como estrategia única y exclusiva de optimización de renta.